domingo, 20 de mayo de 2012

Brioche con pepitas de chocolate




Como suelo decir, no suelo hacer y en consecuencia publicar recetas dulces, pero estos brioches de chocolate se lo merecen con creces.

Los vi en el blog Aux délices des gourmets y me decidí a probarlos, y sinceramente no me arrepiento en absoluto. Son bastante fáciles de hacer, quizás el único inconveniente que le veo es el tiempo de espera de fermentado de la masa, ya que al llevar levadura es necesario este paso. Pero sinceramente, es un dulce que haré en más de una ocasión.

Una vez horneados queda una masa suave y esponjosa, muy delicada. Lo cierto es que me ha recordado a los conocidos Doowaps, pero mucho más ligeros, y al ser caseros por supuesto que no hay ni punto de comparación!



Ingredientes
300 gr. de harina
20 gr. de levadura fresca
150 gr. de mantequilla
1 huevo
15 ml. de leche
50 gr. de azúcar
1 pizca de sal
150 gr. de pepitas de chocolate
Para el glaseado: Yema de huevo y dos cucharadas de agua



Elaboración
Por un lado, ponemos en un cazo la leche y la mantequilla a calentar, cuando veamos que empieza a hervir retirar del fuego.
Desmenuzar la levadura en un par de cucharadas de agua templada.
Mezclar el harina, el azúcar y la sal
Batir el huevo el un bol.

Ponemos una pequeña cantidad de la leche con mantequilla al huevo batido, para evitar que se cuaje, y añadimos esa mezcla al resto de leche y mantequilla del cazo.

Añadimos la levadura disuelta.

Añadimos por último la harina con la sal y el azúcar, y mezclamos. Yo lo he hecho con unas varillas, no me ha hecho falta usar la panificadora para amasar.

Dejamos reposar una hora la masa, que no será en absoluto densa, sino muy flexible y bastante ligera.

Pasado ese tiempo amasamos de nuevo ligeramente y añadimos las pepitas de chocolate. 

Repartimos en los moldes que tengamos y dejamos reposar de 30' a 1 hora.

Pasado este tiempo, glaseamos la superficie con la mezcla de yema y agua y hornemos durante 10 minutos a 200º



Ya sólo queda disfrutar de estos deliciosos y tiernos bocados!!




jueves, 3 de mayo de 2012

Pan de ajo particular




Este mes de Abril ha sido de poca actividad en Esencia de Manzana, y todo por diferentes razones:

Han habido nuevas incorporaciones a la familia (por parte de mi hermana, y por partida doble!!), pequeños resfriados que derivan en anginas que tardan en curarse, recetas que he preparado pero que no han quedado como me gustaría, estudios y poco tiempo en general...

Pero aquí de nuevo, con una receta de esas que puedes hacer en un momento, y que se pueden poner en el centro de la mesa cuando viene alguien de imprevisto, y de las que hará que se vaya contento.

Ingredientes
Pan rústico, candeal... (con el que se puedan hacer buenas rebanadas)
Anchoas
Perejil fresco
Albahaca fresca
Ajo
Un trozo de queso parmesano
Aceite de oliva



Elaboración

Como muchas veces comento, pongo los ingredientes pero no las cantidades, ya que a mi ver funciona mejor adaptarlo al gusto de cada uno (más anchoas, menos parmesano, menos albahaca...)

Precalentamos el horno a 180º

Hacemos unas rebanadas de pan.
En el accesorio picador de la batidora colocamos la albahaca, el perejil, el ajo pelado,  el queso parmesano en trocitos y las anchoas. Picamos y añadimos el aceite de oliva, picando de nuevo.

Debe quedar consistente, no demasiado aceitoso. De hecho recomiendo añadir poco aceite e ir añadiendo si se cree necesario, siempre se está a tiempo.
Dado que lleva anchoas y queso parmesano no le he añadido sal, ya que son ingredientes con un toque salado bastante elevado.

Ponemos la mezcla en las rebanadas de pan e introducimos en el horno hasta que el pan esté tostado, y ya tenemos nuestro pan de ajo particular.

Buen provecho!


lunes, 9 de abril de 2012

Pan de espelta, y tostada con ensalada crujiente



Hacer pan casero es algo que me encanta y que ya he hecho en muchas ocasiones. Lo que no he hecho en muchas ocasiones es utilizar una harina diferente a la de trigo, así que para hacer este pan me he decidido por variar, y he usado harina de espelta.

La harina es el producto que se obtiene de moler el grano de cereales o de otros alimentos ricos en almidón. La más habitual es la de trigo, pero podemos utilizar otras harinas como de espelta, centeno, kamut, cebada... Todas estas contienen gluten, pero hoy en día podemos encontrar en el mercado otras aptas para celíacos, como la de soja, de garbanzo o quinoa.

Hablaremos de la espelta



Su gran valor es que no ha estado manipulada ni cruzada con otras especies, y es por eso que se considera un cereal puro. E hecho de mantener intacto su código genético original hace que contenga unas propiedades nutricionales que la sitúan por delante del trigo común.

Contiene todas las sales minerales, es especialmente rica en magnesio y zinc (importante para el sistema circulatorio), contiene los 8 aminoácidos esenciales que permiten tener una buena salud celular. Comparándola con el trigo, es más rica que el trigo en hierro y vitaminas E, B1 y B2, y rica en proteínas, lípidos y fibras dietéticas.

Regula el tránsito intestinal ya que tiene un alto contenido en fibra, y favorece el descanso y el sueño, debido a su alto contenido en magnesio que es 10 veces más alto que cualquier otra variedad de trigo.

Así que vistas todas las ventajas de esta harina, os presento el pan que he hecho.
El resultado es una miga densa y compacta, con corteza crujiente y con un sabor personal.
Me ha llamado la atención que el resultado final del amasado no ha sido especialmente pegajoso, sino más bien compacto y con cuerpo.

Ingredientes
375 gr. de harina de espelta integral
125 gr. de harina de fuerza
320-350 ml. de agua
10 gr. de levadura fresca de panadero
10 gr. de sal

Elaboración
En la panificadora ponemos el agua, y volcamos las 2 harinas mezcladas. En un lado añadimos la sal y en el lado contrario añadimos la levadura.
Amasamos y cuando obtenemos la masa la dejamos reposar en un recipiente enharinado, tapado con un trapo en un lugar resguardado de corrientes de aire. Dejamos reposar la masa 1 hora o hasta que doble su volumen.

Pasado este tiempo le quitamos el aire a la masa y amasamos con el rodillo. Le damos la forma final a la masa realizando los pliegues necesarios y dejamos reposar 30 minutos más. Podemos hacer una incisión a lo largo en el centro del pan.
Pasado este tiempo, mi pan tenía este aspecto.



Precalentamos el horno a 250º y llevamos la masa a hornear durante 35 minutos a unos 200º.

Y ya tenemos un pan de espelta estupendo.



Yo he preparado una tostada, con una ensalada crujiente. 



Los ingredientes que he usado son pepino, rábanos, perejil fresco y queso feta, todo cortado en trozos pequeños. En la base del pan he puesto una mezcla de crema agria con mostaza Dijon y miel. Unas olivas de Kalamata para acompañar... y ya puedes quedar satisfecho!!

Nada como el pan casero.

domingo, 1 de abril de 2012

Ensalada de zanahorias con queso feta



Esta ensalada de hoy es una de las que más me gusta. Me encantan las ensaladas frescas que no se limitan sólo a la lechuga y algún condimento, sino que son diferentes por completo.

Es fresca, sencilla y deliciosa. Sigo diciendo que con ingredientes sencillos se pueden obtener resultados muy buenos. 

Los ingredientes de esta ensalada combinan perfectamente, ya que se complementan y combinan a la perfección. El dulzor de las zanahorias, el picante de las guindillas rojas, el sabor potente del queso feta, la acidez del limón... Hay que probarla!



Ingredientes (para 2 personas)
4 zanahorias
1/2 guindilla roja fresca
100 gr de queso feta
Perejil fresco
Zumo de medio limón
Aceite de oliva
Sal



Elaboración
Pelamos las zanahorias y las rallamos.
Cortamos la guindilla a trocitos pequeños retirando las semillas.
Desmenuzamos el queso feta por encima.
Picamos el perejil y exprimimos el zumo de limón para añadirlo a los ingredientes anteriores junto al aceite de oliva.

Añadimos sal y ya está lista para comer.

Podemos añadirle algún tipo de aceituna, como negra de Aragón, Kalamata... o acompañarlo con una tostada de pan.

Sólo queda disfrutar de este sencillo pero delicioso plato.



martes, 27 de marzo de 2012

Aprendamos un poco más sobre... el huevo



El huevo es un alimento habitual en nuestras cocinas, utilizado tanto para elaboraciones dulces como saladas, para comerlo por sí solo o para mezclarlo con otros alimentos.

Pero… ¿qué sabemos del huevo? Qué es, qué composición tiene, cómo se clasifica, qué proceso se lleva a cabo hasta que llega a nuestro supermercado y a nuestras casas… Todas estas cuestiones y más las vamos a conocer en Esencia de Manzana, a través de más de una publicación.

Hoy empezamos con la primera.

¿Qué es el huevo?

Es un alimento de gran valor nutritivo que se encuentra protegido de forma natural de la contaminación natural gracias a su cáscara. El reglamento de la CEE califica al huevo como “los huevos de gallina con cáscara aptos para el consumo humano en estado natural o para su utilización por las industrias de alimentación, excluyendo los huevos rotos, los huevos incubados y los huevos cocidos”.

Veamos la estructura y composición del huevo

En el interior del huevo, la yema debido a su composición rica en nutrientes, es un medio idóneo para el rápido desarrollo de microorganismos, y en cambio la clara cuenta con mecanismos de protección naturales contra ellos.

Sabiendo su estructura podremos conocer y comprender cómo debe manipularse con el fin de garantizar la seguridad alimentaria del producto.

La cutícula es la capa invisible compuesta de queratina ue recubre la cáscara y actúa como un tapón sellante de sus poros. Al cabo de aproximadamente unos 4 días se seca y es una excelente barrera frente a la pérdida de humedad del huevo y frente a la entrada de microorganismos.

La cáscara está compuesta por sales de carbonato cálcico, fosfato cálcico y proteínas. Los poros con los que cuenta (que son entre 7 y 15 mil) permiten el intercambio gaseoso con el exterior.

Las membranas testáceas son un entramado de fibras que actúan a modo de filtro que dificulta el paso de microorganismos al interior.

La clara, también llamado albumen, está compuesto por cuatro capas que forman el saco albuminoideo. Sus proteínas son capaces de impedir la multiplicación de los microorganismos externos, y además su viscosidad dificulta el movimiento de las bacterias y mantiene la distancia entre la cáscara y la yema.

Sabiendo esta estructura, es fácil entender que se rechacen para consumo humano los huevos cuyas cáscaras presenten suciedad o fisuras, o huevos rotos cuyas claras estén rezumando hacia el exterior.

Si la cáscara está muy sucia, habrá más probabilidades de contar con mayor número de microorganismos y más fácil que penetren antes en el interior y en mayor cantidad.

Qué es la trazabilidad del huevo?

Todos nos hemos fijado que los huevos que compramos en los grandes almacenes y grandes superficies tienen un código impreso en la cáscara.

Gracias a este código podemos saber la trazabilidad del huevo, es decir, tenemos la posibilidad de encontrar y seguir el rastro de este producto, a través de todas las etapas de producción, transformación y distribución. De una manera resumida se conoce la forma de cría de las gallinas y su procedencia.

Esta trazabilidad no sólo la conocemos en el huevo, sino en todo el resto de productos aptos para la venta y consumo humano.

Esta trazabilidad aporta credibilidad y eficacia en el sistema de control del producto, dado que si existe algún tipo de problema se dispone de información suficiente de su historia desde que se produce hasta que llega a nuestras manos. De esta manera, puede buscarse la localización, identificar las causas que lo han provocado, intentar tomar medidas correctoras para su siguiente prevención, y si procede la retirada del producto del mercado.

En el caso del huevo, la trazabilidad está controlada desde la granja, donde se incorpora información sobre la granja y productor de origen, además como la fecha de puesta, todo esto antes de la salida de los huevos hacia su destino.

Los dígitos impresos en los huevos facilitan la siguiente información:


Primer dígito: informa sobre la forma de cría de las gallinas.

0: producción ecológica. Son huevos de gallinas que están en libertad y se alimentan con productos de agricultura ecológica, al menos en un 80%. Ven la luz del sol y está prohibido el corte de los picos en las gallinas, menos en situaciones excepcionales. Si hay que tratar a las aves se usan preferentemente productos homeopáticos y se prohíbe el uso de antibióticos.

1: producción campera. Son huevos de gallinas que se crían en el suelo en granjas y tienen acceso libre a zonas de campo durante todo el día. Ven la luz del sol. La densidad de ocupación es de una gallina por cada 4m2.

2: producción en el suelo. Son huevos de gallinas que viven en el suelo de una granja, pero que nunca salen al exterior. No podrán estar encerradas en jaulas, pero la densidad de las aves podrá ser de hasta 12 gallinas por cada m2.

3: producción en jaulas. Son huevos de gallinas que se crían en jaulas, siempre en el interior. Es una producción masiva, donde las jaulas se van apilando hasta llegar a tener unos 8 o 10 pisos y donde en cada jaula pueden vivir hasta 8-10 gallinas. Nunca ven la luz del sol, nunca salen al exterior, nunca pisan suelo sino simplemente los barrotes de la jaula. Les apagan las luces unas 8 horas al día para que dejen de comer y “descansen” a modo nocturno.

Existen las JAULAS NO ACONDICIONADAS, que se han podido utilizar hasta el 31 de diciembre del 2011. Disponen de un espacio mínimo de 550 cm2 por gallina (área menor a la de un folio).

Por otro lado, encontramos JAULAS ACONDICIONADAS, que son las que se instalan en la actualidad, teniendo una superficie mínima de 2000 cm2, un nido y un espacio para picotear y escarbar, pero pueden contener varias gallinas, de manera que la superficie mínima final utilizable por el animal se establece en 600 cm2 (sigue siendo menos de un folio).

En los casos 2 y 3 (producción en suelo y producción en jaula) se llega a acortar el pico a las gallinas para que no se agredan unas a otras, o incluso a ellas mismas.

Segundo y tercer dígito: son las letras identificativas del país de la Unión europea donde se han producido los huevos. El código correspondiente a España es “ES”.

El resto de dígitos: Corresponden al número de identificación del productor. El código está compuesto por: 2 dígitos correspondientes al código de provincia, 3 dígitos para el municipio donde está ubicado el establecimiento, y el resto de dígitos identifican la explotación dentro del municipio.


Después de estos aspectos, ya conocemos un poquito mejor a nuestro amigo el huevo.
En breve seguiré hablando tanto del huevo, como de otros productos que utilizamos de manera habitual en nuestras cocinas.

Porque igual de importante es saber cocinar un alimento como conocer un poco más del mismo!